Puente de origen romano que cruza el río Guadalevín con vistas espectaculares. Camina sobre sus piedras centenarias y sueña con los romances que lo han cruzado. La perspectiva del valle desde aquí te transportará a otra época, y seguro querrás volver al atardecer para repetir la experiencia.

El Puente Viejo, el más antiguo sobre el río Guadalevín, guarda su propia leyenda traviesa. Se dice que el diablo construyó este puente en una sola noche a cambio del alma del primer ser vivo que lo cruzara. Los rondeños, astutos, dejaron pasar un perro. El diablo, engañado, tomó al perro y desapareció, jurando que cada pareja que se besara en el centro tendría amor eterno, esperando tentarlos y así cobrar una recompensa mayor.

Hoy en día, muchas parejas visitan el puente, se besan y lanzan una piedra al río; otras, con más sentido del humor, dejan una galleta para el perro que se sacrificó. Algunas madrugadas de niebla, hay quien asegura haber visto una sombra peluda olfateando en la orilla. Quizá sea el perro del pacto, esperando otra oportunidad para demostrar que la astucia humana siempre puede vencer al diablo, o quizá solo sea un gato en busca de sardinas.

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