Estatua dedicada al santo, situada en una plaza tranquila con vistas panorámicas. Un rincón perfecto para descansar y agradecer la visita con una foto simpática. Déjate llevar por la tranquilidad y escucha las campanas cercanas.

La figura de Don Bosco, erigida con gesto sereno, parece vigilar el jardín donde juegan los niños. Los pequeños de Ronda cuentan que la estatua cobra vida al anochecer para velar sus sueños y que, si la tocas y prometes portarte bien, él te enviará un sueño bonito. Un grupo de niños traviesos, que habían roto un jarrón sin querer, lo confesaron ante la estatua y escucharon una voz en su interior que les perdonaba. Desde entonces, muchos adultos dejan notas de agradecimiento entre las flores: piden paciencia con sus hijos, sabiduría para educarlos o simplemente dan las gracias porque se curó una pesadilla. Hay un gato gris que duerme a menudo a los pies del monumento; cuando se despierta y corretea alrededor es señal de que Don Bosco ha escuchado tus palabras. Incluso algún turista curioso jura haber visto a la estatua sonreír cuando un niño le cuenta un chiste. Sea verdad o no, el aire aquí se llena de una paz difícil de explicar.

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