Es una joya escondida de origen nazarí en pleno casco antiguo. Pasea por sus patios íntimos y siente cómo la historia susurra entre arcos y columnas con vistas a los jardines. Sus detalles mudéjares te enamorarán y seguro que repites.

La leyenda asegura que en esta casa vivía un gigante de corazón sensible que se aburría de asustar a los niños y prefería esconderse entre los patios mudéjares para escuchar los cuentos que las mujeres narraban al atardecer. Se enamoró de una narradora que venía cada día cargada de hilos para tejer historias, y la ayudaba a hilar desde la sombra. Durante las tormentas, el gigante se sentaba en el tejado y protegía la casa con sus manos, evitando que el granizo rompiera las tejas. Los vecinos dicen que si apoyas la mano sobre las columnas sentirás cómo aún late su enorme corazón, esperando que alguien vuelva a contarle una historia. De noche, las piedras rezuman un calor inesperado, como si alguien enorme acabara de pasar; por la mañana, las flores de los balcones amanecen perfectamente ordenadas. Si dejas un cuento escrito en un papel bajo una maceta, tal vez te lo devuelva con una flor secada entre las páginas.

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