Un cañón impresionante bajo la ciudad, con paredes de 100 m y cascadas que te hacen sentir explorador. Ideal para aventureros que quieren rapelar bajo los puentes. Turistas estadounidenses y españoles flipan al descubrir este secreto natural. ¿Te atreves al descenso?

Bajo el Puente Viejo serpentea un barranco estrecho y vibrante: el Barranco Tajo de Ronda. Los guías cuentan que allí vive un espíritu del Guadalevín, mitad chopo y mitad pez, que protege a los intrépidos barranquistas que descienden sus 100 metros de desnivel. En una ocasión, un grupo escuchó un destello de risas bajo el agua justo antes de un salto; al caer descubrieron una vasija romana con monedas que cambió su suerte. Otra historia dice que bajo el primer rápel vive un búho que guía a los que se pierden con un silbido grave. Algunos aseguran que, si pronuncias en voz alta el nombre de alguien a quien extrañas, la corriente llevará tu mensaje y te devolverá un eco parecido en la siguiente cascada. Los vecinos dejan piedras pintadas y flores silvestres en una grieta como ofrenda. Aunque el barranco se recorre en apenas tres horas, quienes lo atraviesan sienten que han viajado a otra dimensión. Si alguna vez te animas a recorrerlo, mira atrás y saluda al espíritu que, dicen, cambia de color con las estaciones y sonríe cuando los visitantes de Estados Unidos o de España lanzan un grito de adrenalina.

El barranco se encuentra bajo el Puente Viejo de Ronda, con acceso desde el casco histórico. Es un cañón natural sin horario de cierre; sólo se recomienda visitarlo con guías especializados. No hay teléfono ni correo oficial de contacto; las agencias de turismo activo locales ofrecen descensos guiados.

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